DOLIÓ
Dolió
que no supieras dónde estaba…
…o que no quisieras saberlo.
Mientras soñaba con la miel de tus labios,
cuyo camino por tu cuerpo
no pude recorrer,
tú creías estar arriba,
no dudabas en mirar desde tus propias estrellas,
esas que para mí eran veneno.
Y me moría por dentro…
Porque a veces no sé lo que siento
al observarte siempre desde mi propio abismo.
No deseo algo así.
No puedo.
Pero aquí estoy, queriéndote,
culpándome y deleitándome por ello.
Tú, en cambio, sigues sin saberlo.
Ciegos son tus ojos.
No sé por qué…
No quieres ver. Crees ser la perfección.
Y lo eres, por eso soy ahora dos:
uno, el que te quiere;
el otro, alma que camina sola,
…sin órdenes…
…queriendo perderse en ti.
Dolió
No poder jugar con las sombras
de tu perfecta claridad.
A veces no sé si las tienes.
Contigo el desamor no es oscuro,
sino algo que los segundos transforman en vida,
en la miel que emana de tus labios,
dulce como el odio que siento por ti.
Jamás consigues dar forma a tu oscuridad.
La escondes. No eres más que luz para mí…
… y dolió.
Pero nunca lo hizo
el vagar por el mundo onírico.
¿Por qué habrían de aflorar las lágrimas
cuando evoco tu imagen?
Jamás lo harán, no mientras sueñe.
Pues es entonces cuando más me alzo,
llego a ser estrella tuya,
almirante entre capitanes,
conquistador de tierras soñadas.
Ya mi vida se pierde cuando despierto.
Y dudo.
Y entonces sí,
es entonces cuando nacen dos lágrimas en mis ojos,
perlas como los tuyos cuando sonríen.
Soy algo insignificante en tu jardín,
apenas una flor marchita
que ya ni huelo ni dejo oler.
No me alcanzan los rayos de sol,
quedo oculto en la penumbra.
Jamás diviso el horizonte
que prometes…
Miles de hermosos pétalos
me impiden hacerlo.
Pero yo los odio,
y odio que no me sientas odiar.
¿Mas cómo hacerlo?
Si nunca fuiste seducido por mi luz,
si no tienes ojos
sino para esos que no perciben
tu verdadera fragancia,
que no podrán describirla,
molécula a molécula,
como yo lo hago.
Y aún así,
¿qué hacer si no puedo brillar más aún?
No lo entiendes…
y dolió.
Porque vi en ti mi forma de escapar,
de escuchar los anhelos de
mi corazón.
Vi en ti la vida.
Quizás no lo dejé claro,
aunque juraría haber perdido
mis secretos por el camino.
Porque nadie más tiene lugar en mí.
Eres la única razón.
Eclipsas cada pensamiento,
conquistas mis minutos.
¿Por qué no te das cuenta?
¿Por qué sigo callándome
si quiero ser escuchado por ti?
¿Y por qué no nace en mí
la oscuridad que mereces?
Que tras las nubes se encontrara
el averno, sería más fácil
que perdonarme a mí mismo algo así.
Tengo miedo.
¿Qué ocurrirá si entonces me odias
tú a mí?
No quiero sentir cómo el aire
escapa de mi cuerpo.
No deseo ver el reflejo de mis ojos
mientras mueren…
…
…
…
Dolió…
… que todo se redujera a ti.

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